Cada vez más familias argentinas consideran a sus perros y gatos como verdaderos integrantes del hogar. Con más de 860.000 registros de animales de compañía en la Ciudad de Buenos Aires —una cifra que incluso supera al número de niños menores de 10 años—, la tendencia es clara: la vida urbana debe adaptarse a esta nueva realidad.
Con esa premisa, la Legislatura porteña avanza en un conjunto de iniciativas reunidas bajo el nombre Ley Huellas, un paquete de cinco proyectos que buscan transformar a Buenos Aires en una ciudad más “pet friendly”. La propuesta, impulsada por el legislador Emmanuel Ferrario, apunta a garantizar derechos, ampliar servicios y mejorar la convivencia entre vecinos y sus compañeros de cuatro patas.
Un marco de bienestar integral
El primer pilar es la Ley de Bienestar Integral de los Animales de Compañía, que establece definiciones precisas sobre tenencia responsable y bienestar. Además de prohibir toda forma de maltrato, fija obligaciones concretas para el Estado. Entre ellas se destacan la creación de un hospital veterinario público, campañas gratuitas de castración y vacunación, un sistema de adopción de perros y gatos sin hogar y hasta un servicio de cremación en cementerios de la Ciudad.
Uno de los puntos más innovadores es la implementación de un sistema de alerta en tiempo real para localizar animales perdidos, algo que hoy depende casi exclusivamente de la buena voluntad de rescatistas y organizaciones. La idea es centralizar datos y facilitar la rápida reunión entre dueños y sus amigos peludos.
Espacios públicos adaptados: los caniles
Otra de las propuestas apunta a los caniles en plazas y parques. Estos espacios deberán cumplir con requisitos mínimos de confort y seguridad: agua, sombra, juegos y áreas delimitadas para evitar la saturación. Incluso se prevé la instalación de pantallas acústicas para reducir ruidos y molestias a los vecinos.
También se contempla la regulación del uso de bozal en razas consideradas potencialmente peligrosas o en perros con antecedentes de mal comportamiento, siempre priorizando la seguridad de todos.
Paseadores y guarderías con reglas claras
La figura del paseador, tan común en Buenos Aires, también tendrá un marco regulatorio. El proyecto plantea la creación del Sello de Paseadores Responsables, que solo podrán obtener quienes se registren, se capaciten y aprueben un examen. El objetivo es brindar confianza a los vecinos que confían a terceros el cuidado de sus animales de compañía.
En paralelo, se impulsa la Ley de Guarderías, que fijará condiciones de infraestructura, protocolos de cuidado y capacitación obligatoria para el personal de estos espacios. Una iniciativa que busca garantizar un trato adecuado cuando los dueños deben ausentarse de la ciudad.
Perros y gatos en el transporte público: una medida en debate
Uno de los proyectos que más opiniones genera es la posibilidad de que perros y gatos viajen en colectivos y subtes porteños. La propuesta prevé su habilitación en todas las líneas de transporte, aunque con restricciones horarias para evitar los momentos de mayor congestión.
Actualmente, los animales de compañía ya pueden viajar en el subte durante fines de semana y feriados si lo hacen en transportadores. La iniciativa busca ampliar este derecho y replicar experiencias internacionales como las de Londres, Madrid o Nueva York.
Si bien desde el sector empresario todavía no hay estudios sobre la implementación, la propuesta abre la puerta a pruebas piloto que permitan evaluar su funcionamiento en la práctica.
Una ciudad pensada para toda la familia
Más allá de las discusiones técnicas, lo cierto es que la Ciudad de Buenos Aires se perfila a dar un salto cualitativo en su relación con los integrantes peludos del hogar. La Ley Huellas no solo responde a un fenómeno social creciente, sino que también refleja un cambio cultural: reconocer que la vida urbana debe incluir a todos sus integrantes, humanos y no humanos.
Imaginá caminar por una plaza con caniles modernos, llevar a tu perro al veterinario público de tu barrio, contratar un paseador certificado o incluso subir al subte con tu gato fuera del horario pico. Ese es el horizonte que se busca construir: una ciudad donde los animales de compañía no sean un obstáculo, sino parte de una vida urbana más rica, diversa y humana.